Para los (pocos) que no han visto la serie o leído el manga, Inuyasha es la historia de un hanyo, un demonio perro mitad humano, que vive en la era feudal. Con el objetivo de convertirse en un demonio completo, él intenta conseguir la legendaria Shikon no Tama (Perla de Shikon o Esfera de las cuatro almas) que es custodiada por la sacerdotisa Kikyo. Al encontrar a la sacerdotisa, Inuyasha pretendería convertirse en un humano. Sin embargo, la “traición”, generada por un ser entre las sombras, marcaría el destino del hanyo y la sacerdotisa. Kikyo sellaría a Inuyasha y fallecería al poco tiempo.
En nuestra época, Aome Higurashi es una joven estudiante, que un día cae en un pozo que la traslada 500 años en el pasado. Ella tiene el poder para liberar a Inuyasha 50 años después de que fuera sellado, y “romper” en cientos de fragmentos a la Shikon no Tama. Es así que Inuyasha, quien retoma sus intenciones de convertirse en demonio, y Aome, reencarnación de Kikyo, inician un viaje en búsqueda de los fragmentos de la perla. En la travesía se revelará la verdad sobre la “traición” del hanyo a la sacerdotisa, así como hará su aparición Naraku, un poderoso monstruo que también quiere hacerse con la perla. La “resurrección” de Kikyo y sus intenciones con Inuyasha complican el panorama.
El argumento girará entorno a los enfrentamientos de Inuyasha y Aome, junto a sus aliados, Shippo, Miroku y Sango contra Naraku, así como a la complicada relación entre el hanyo y su medio hermano, el poderoso “Sesshomaru – sama”.
No obstante, por momentos la historia parece no avanzar en medio de tantas peleas y enemigos poderosos. Aún así las aventuras de Inuyasha presentan dosis de romance y humor en escenas “kawai”, sobre todo en aquellos episodios cuando el hanyo llega a la era moderna, que la han hecho que se incrementen las fans del anime.
Al cumplirse un año del “happy ending” del manga, se ha estrenado el 2 de octubre Inuyasha Kanketsu Hen, que recrearía los últimos enfrentamientos de Inuyasha, Kagome, Miroku y Sango contra Naraku y sus criaturas, así como el destino del hanyo (¿humano o demonio?) y su relación con Aome (Kikyo).
Por cierto, lo que más extrañan de Inuyasha era “Osuwari” y claro las “cariñosas” bofetadas que recibía Miroku de Sango. Será un placer revivir esos momentos. Kawai!
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